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Artículos

Esta sección ofrece una variedad de temas relacionados con técnicas sostenibles, agricultura urbana y bioconstrucción. 

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La ansiedad del primate sin árboles

Cómo transformar tu techo en una azotea comestible que alimente tu hogar y enfríe la ciudad

Actualizado: 13 ago



Proceso de crecimiento de hortalizas en Azotea Comestible
Proceso de crecimiento de hortalizas en Azotea Comestible

En ciudades de todo el mundo las azoteas comestibles están surgiendo como una respuesta real a problemas urgentes: las islas de calor urbano y la dependencia de un sistema alimentario industrializado que nos deja expuestos a la inflación, los cambios de precio y los pesticidas que consumimos sin saberlo. Cultivar en casa, especialmente en la azotea, no solo nos da alimentos frescos, sanos y libres de químicos, también nos permite controlar cómo se cultivan y recuperar independencia frente a un sistema frágil.



Un espacio olvidado que antes era esencial


La azotea es, quizás, el lugar más olvidado de las ciudades modernas. Y es curioso, porque no siempre fue así. En las primeras urbes de la historia, desde Mesopotamia hasta el Mediterráneo, los techos eran espacios valiosos, se usaban para secar granos, curar alimentos, socializar, almacenar agua o incluso dormir en las noches cálidas.

Hoy, en cambio, en ciudades como Mérida, esos techos suelen ser planos, amplios y bañados de luz solar, pero están vacíos. O peor aún, funcionan como trampas de calor, absorbiendo radiación durante el día y liberándola de noche, empeorando las temperaturas interiores y las islas de calor urbano.


Azotea comestible en Mérida, Yucatán
Azotea comestible en Mérida, Yucatán

Por qué la azotea es el lugar ideal


No todos tienen un patio amplio y en muchas casas la azotea es el único espacio con sol directo durante varias horas al día. Esa misma luz, que hace que el concreto se recaliente, es la que necesitan las plantas para crecer. Y si bien el calor puede ser un problema para nosotros, la sombra que generan las plantas sobre la losa ayuda a enfriar el espacio y a reducir el uso de aire acondicionado.


Vista aérea de Ciudad Caucel, Mérida
Vista aérea de Ciudad Caucel, Mérida

Imagina esas fotos aéreas de Mérida, kilómetros de techos planos, grises y desaprovechados. Ahora imagina que en lugar de cemento, vieras un mosaico de hojas verdes, flores y frutos, absorbiendo sol para producir vida en lugar de calor.


Cómo se vería con techos verdes  azoteas comestibles
Cómo se vería con techos verdes azoteas comestibles

La vida atrae vida y nos devuelve propósito


Ese espacio podría hacer mucho más. Podría dar tomates, chiles, pepinos y rábanos. Podría atraer mariposas, abejas, lombrices y pequeños depredadores naturales como arañas, equilibrando un ecosistema que vive bajo tu cuidado. Porque en la naturaleza la vida atrae vida, y un rincón verde en medio del concreto es un imán para la biodiversidad.


Cuidar ese ecosistema te devuelve algo que escasea en la vida urbana, propósito. Saber que el agua que riegas se convertirá en alimento, que las flores que siembras nutrirán a polinizadores y que cada maceta que acomodas es un paso para mejorar tu entorno, es profundamente satisfactorio.


Rompiendo las creencias que nos frenan


Mucha gente cree que hacer un techo verde es complicado, costoso o arriesgado. “La humedad dañará la casa”, “el peso es demasiado”, “es mejor no meterse en eso” son frases que escucho siempre. La realidad es que si se hace correctamente, una azotea comestible no solo es segura, sino duradera.


La clave está en proteger el techo de la humedad, prevenir filtraciones y evitar el exceso de peso. Esto se logra impermeabilizando correctamente, colocando las macetas sobre bases que las separen de la losa y usando materiales ligeros. Las macetas de geotextil son una gran opción por ser ligeras y transpirables, otra alternativa son las de fibra de vidrio, resistentes y de bajo peso, y en cualquier caso es mejor evitar barro y cemento, que son más pesados y acumulan humedad. Si las colocas sobre bases elevadas, como huacales plásticos, creas una capa de aire que mantiene seca la superficie y prolonga la vida de la impermeabilización.


Con un buen control del riego y una revisión anual, el riesgo se reduce prácticamente a cero. Yo llevo más de una década cultivando sobre concreto en Mérida y nunca he tenido una filtración.


Mi experiencia y lo que he aprendido


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Hace más de diez años miré mi azotea y pensé que ahí podría crecer algo más que calor. Empecé probando con diferentes métodos y materiales, buscando la forma de producir alimentos en un espacio desaprovechado. Con el tiempo, me di cuenta de que no eran solo macetas con plantas, sino que todo el lugar empezó a transformarse en un ecosistema lleno de vida, donde cada día aparecían nuevos visitantes alados o diminutos. Lo que antes era un lugar vacío y sin alma se convirtió en el espacio más vivo y fresco de mi hogar.


Cómo empezar


Antes de plantar nada, revisa lo esencial:


  • Impermeabilización en la zona donde estará la azotea comestible.

  • Toma de agua, que puede adaptarse desde el tinaco con una llave o desde una fuente cercana.

  • Acceso seguro a la azotea.

  • Desagüe y pendiente correcta, después de una lluvia revisa que no haya encharcamientos, el agua debe bajar hacia el desagüe sin obstáculos.


En cuanto a contenedores, las macetas de geotextil son ligeras y transpirables, las de fibra de vidrio ofrecen resistencia y poco peso, y siempre es recomendable colocarlas sobre bases elevadas para permitir el drenaje y evitar que el exceso de humedad toque la estructura.


Azotea comestible en Mérida, Yucatán
Azotea comestible en Mérida, Yucatán

Qué cultivar en Yucatán y cómo


En nuestras condiciones puedes cultivar mucho:


  • Hortalizas de hoja como lechuga, acelga, espinaca, mostaza, albahaca, orégano, menta y epazote.

  • Hortalizas de raíz como rábano, zanahoria y betabel.

  • Hortalizas de fruto como tomate, tomate cherry, pepino, chile habanero, chile dulce, calabaza local, melón y sandía.


El volumen de la maceta importa, sandía y calabaza requieren 50 litros o más, pepino y tomate cherry pueden ir en macetas de 25 litros, y con macetas de 80 litros o más puedes cultivar pequeños frutales como limón, papaya, higo o guayaba. Para hortalizas de crecimiento vertical, coloca guías de bambú o palos para que suban y ahorren espacio.


Invernadero en techo en Mérida, Yucatán
Invernadero en techo en Mérida, Yucatán

Control biológico de plagas: cultivar sin venenos


Una de las grandes diferencias entre lo que compramos en el supermercado y lo que producimos en nuestra azotea comestible es la forma en que cuidamos las plantas. La mayoría de frutas y hortalizas comerciales han sido tratadas con plaguicidas e insecticidas que, aunque protegen el cultivo, dejan residuos que con el tiempo pueden dañar nuestra salud y el medio ambiente.


En cambio, en un huerto propio podemos producir alimentos limpios y seguros, usando métodos naturales para controlar las plagas. Aquí es donde entra el control biológico, que consiste en aprovechar a los depredadores naturales que mantienen el equilibrio del ecosistema. En tu azotea llegarán aliados como las catarinas, que devoran pulgones, las arañas, que controlan mosquitas blancas y mosquitos, y las crisopas, cuyas larvas se alimentan de insectos pequeños que dañan las hojas y frutos.


Además de fomentar la presencia de estos aliados, podemos aplicar preparados naturales como el extracto de neem, que actúa como repelente e inhibidor del desarrollo de insectos sin dañar a polinizadores, o la tierra de diatomeas, un polvo mineral que deshidrata y elimina insectos de cutícula blanda sin poner en riesgo nuestra salud.


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Apoyo a polinizadores nativos


Otro beneficio de una azotea comestible es que crea fuentes de alimento para polinizadores en una ciudad donde cada vez hay menos flores debido a la sobre urbanización. Abejas nativas, mariposas y otros polinizadores encuentran en tus flores un oasis en medio del concreto. Además de ayudarte con la producción de frutos, contribuyes a mantener vivas las poblaciones de estas especies esenciales para la biodiversidad.


Ciclos que se regeneran


Cultivar arriba no es solo cosechar, es devolverle a la tierra lo que tomamos. Los restos de cosecha y poda se convierten en composta que regresa a las macetas como fertilizante natural, cerrando el ciclo y reduciendo la basura orgánica que termina en el camión.


Si lo hiciéramos todos


Imagina que miles de techos en Mérida se transforman en oasis comestibles. Bajaríamos la temperatura urbana, reduciríamos el uso de aires acondicionados, aumentaríamos la biodiversidad y podríamos formar redes de intercambio de semillas y alimentos. No podríamos producirlo todo, pero sí abastecernos por temporadas de productos frescos y sanos mientras reconectamos con la naturaleza y sus ciclos.


Referencias


  • Akbari, H., Pomerantz, M., & Taha, H. (2001). Cool surfaces and shade trees to reduce energy use and improve air quality in urban areas. Solar Energy, 70(3), 295–310. https://doi.org/10.1016/S0038-092X(00)00089-X

  • Altieri, M. A., & Nicholls, C. I. (2020). Agroecología: ciencia y política. SOCLA.

  • United Nations Environment Programme. (2021). Food Systems and Natural Resources. Nairobi: UNEP.

  • Sanyé-Mengual, E., et al. (2015). The role of urban agriculture in the sustainable city: Agricultural management, technological innovation and climate change adaptation.


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