¿Agua contaminada para todos, cerveza para algunos?
- Gustavo Monforte

- 6 ago
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Un acuífero bajo presión

El agua subterránea es la columna vertebral de la vida en Yucatán: prácticamente 100% del suministro proviene del acuífero kárstico bajo nuestros pies (Biosfera Ambiental, 2024). Sin embargo, este acuífero enfrenta una creciente crisis de sobreexplotación y contaminación. Diversos estudios y monitoreos oficiales alertan que alrededor de la mitad de los pozos muestran contaminación por actividades humanas (24 Horas, 2024). La ausencia de sistemas de tratamiento adecuados y los desechos agrícolas y ganaderos han cargado el agua con nitratos, bacterias y otros contaminantes. En pocas palabras, cada vez más agua dulce se vuelve imbebible. Las organizaciones ambientales incluso describen a Yucatán como una "zona de sacrificio" en materia hídrica (Pie de Página, 2024).
A este cuadro se suma la sequía reciente. Aunque junio fue lluvioso, julio de 2025 ha sido una de las quincenas más secas desde 2020. En Mérida, algunas estaciones apenas registraron entre 2.7 y 52 mm, muy por debajo del promedio, y el acumulado anual muestra déficits de hasta 200 mm. Esta sequía confirma la percepción general de que “ya no llueve como antes”, y agrava la presión sobre un acuífero ya sobreexplotado y contaminado (Ciafeme-UADY, 2025).
Urbanización, deforestación y menos agua

El acelerado crecimiento urbano y la deforestación están estrechamente vinculados con la crisis del agua. Mérida y sus alrededores han visto cómo extensiones de selva se convierten en concreto de la noche a la mañana (ZonaDocs, 2024). En los nuevos fraccionamientos, hasta 90% de la superficie se vuelve impermeable, cubierta de asfalto y cemento, dejando apenas un 10% permeable (ZonaDocs, 2024). Esto significa que cuando llueve, mucha menos agua logra infiltrarse al subsuelo para recargar el acuífero. El resto se escurre o se evapora rápidamente.

Menos árboles y más planchas de concreto también implican un clima urbano más cálido, de hecho, autoridades locales reconocen que la pérdida de cobertura vegetal ha elevado la temperatura urbana en Mérida en varios grados (CICY, 2023). La península de Yucatán en su conjunto ha sufrido una enorme pérdida forestal, tan solo la construcción del Tren Maya arrasó más de 6,000 hectáreas de selva, incluyendo humedales y manglares costeros (CCMSS, 2023). Cada hectárea talada es menos sombra, menos absorción de agua de lluvia y menos equilibrio ambiental. No es casualidad que con 300 nuevos desarrollos inmobiliarios en Mérida, las inundaciones urbanas por lluvias intensas aumenten y la disponibilidad de agua de calidad disminuya (ZonaDocs, 2024).
La planta de Heineken: ¿agua para quién?

En medio de este frágil escenario hídrico, se ha anunciado la instalación de una mega planta cervecera de Heineken en Kanasín, a las afueras de Mérida. La noticia encendió alarmas, la empresa pretende producir 400 millones de litros de cerveza al año con el agua de Yucatán, en una zona entre dos reservas hídricas importantes (Cuxtal y el Anillo de Cenotes) (Pie de Página, 2024).
¿Qué significa esto en términos de consumo de agua? De acuerdo con datos de la propia industria, producir un litro de cerveza requiere entre 1.5 y 2 litros de agua (Las Empresas Verdes, 2023). Así, esa fábrica necesitaría extraer más de un millón de metros cúbicos de agua dulce al año para sostener su producción. Un millón de metros cúbicos equivale aproximadamente a 1,000 millones de litros de agua, una cifra difícil de imaginar. Para ponerlo en contexto, es la sexta parte de toda el agua que consumen las familias de Kanasín en un año (Pie de Página, 2024).
Organizaciones locales advierten que la llegada de esta cervecera profundizaría la escasez de agua para las comunidades. No solo se trata del agua que usarán, sino del agua que acapararán. En Yucatán ya estamos viendo colonias con cortes en el suministro y tandeos periódicos, mientras que las industrias obtienen concesiones voluminosas. Entre 2020 y 2024, el gobierno otorgó permisos para extraer más de 4 millones de m³ anuales de agua para uso industrial, quitando presión al acuífero para destinarla a fábricas (Pie de Página, 2024). Según un informe especializado, el acaparamiento empresarial redujo la disponibilidad promedio del acuífero peninsular en 38.5% hacia 2021 (Pie de Página, 2024). Es decir, casi dos quintas partes del agua potencial ya no están accesibles para la naturaleza ni la gente. La nueva planta de Heineken sería otro gran sorbo al vaso medio vacío.
Quienes apoyan el proyecto argumentan que la cervecera traerá empleos (se hablan de 300 directos) y que utilizará tecnología “sustentable”. Pero ¿de qué sirve empleo si no hay agua?, replican activistas. La experiencia en el norte del país sirve de advertencia, en Monterrey, Nuevo León, una planta de Heineken tenía permiso para extraer hasta 6 millones de m³ de agua al año, mientras la ciudad vivió en 2022 su peor crisis de sequía (Las Empresas Verdes, 2023). Las cerveceras fueron señaladas por acaparar el líquido mientras la población se quedaba sin una gota. Aunque la empresa terminó cediendo temporalmente parte de “su” agua para uso público, quedó claro el desbalance de prioridades. Incluso el presidente de México declaró entonces que no era viable seguir permitiendo cerveceras en el norte árido, sugiriendo mudarlas al sur del país (Las Empresas Verdes, 2023). Ahora entendemos las implicaciones, las mandaron al sur… a Yucatán, donde se presume que “hay agua de sobra”. La realidad es que nuestro acuífero también tiene límites y ya muestra signos de agotamiento y deterioro.
Cuando el agua se agota: lecciones de los mayas

El agua es el recurso más valioso y, sin embargo, tendemos a darlo por garantizado, hasta que deja de estar ahí. La historia nos ofrece un espejo incómodo. ¿Qué pasó con los antiguos mayas cuando se quedaron sin agua? Investigaciones recientes confirman lo que las leyendas ya contaban, una megasequía extrema fue el principio del fin de la civilización maya (Telemundo, 2022). Alrededor del siglo IX, la península sufrió una reducción de hasta 70% en las lluvias por períodos prolongados (Telemundo, 2022). Los cenotes y aguadas se secaron, las cosechas fracasaron. Ciudades majestuosas como Uxmal, Cobá o Chichén Itzá fueron abandonadas en el silencio de la selva, sus habitantes migrando en busca de elusivas fuentes de agua. Si bien hubo también guerras y problemas políticos, la falta de lluvia fue la gota (ausente) que derramó el vaso de su crisis.
La lección es clara y atemporal, ninguna sociedad puede sobrevivir sin agua. Cuando el agua escasea, sobreviene el colapso social y ambiental.
Hoy, mil años después, los yucatecos nos enfrentamos a desafíos similares en un contexto distinto. ¿Hemos aprendido algo? Estamos talando nuestros bosques, contaminando y sobreexplotando nuestro acuífero, “llenando la selva de concreto” sin considerar que dependemos de ella para que haya agua. Encima, estamos dispuestos a regalar la poca agua que nos queda a empresas multinacionales, para producir cerveza destinada en gran parte a la exportación. Es válido preguntarse, ¿qué ganamos y qué perdemos con este modelo? El agua que hoy permite ganancias privadas, mañana puede faltarle a nuestros hijos para beber.
Lo que está en juego
El estrés hídrico de Yucatán no es un problema lejano ni exagerado, es real y ya está aquí. Cada cifra citada, millones de litros, hectáreas deforestadas, porcentajes de contaminación, representa una advertencia concreta.
Estamos a tiempo de cambiar el rumbo, pero la ventana se cierra. Proteger el agua requiere decisiones valientes, priorizar el consumo humano y ecológico por encima del industrial, frenar la deforestación desmedida, exigir planeación urbana sostenible y decir “no” a proyectos inviables que hipotecan nuestro futuro hídrico.
Porque, al final del día, sin agua no hay vida, no hay desarrollo, no hay nada. Yucatán debe elegir sabiamente si quiere evitar la suerte de aquella gran civilización que floreció en estas tierras y que, cuando el agua desapareció, también tuvo que irse.
Referencias
Biosfera Ambiental. (2024). “Yucatán, zona de sacrificio hídrico.” https://www.biosferambiental.com/
Ciafeme-UADY. (2025, julio 17). La temporada de lluvias 2025 en Yucatán está quedando a deber, señala experto del Ciafeme-UADY. Diario de Yucatán. https://www.yucatan.com.mx/yucatan/2025/07/17/la-temporada-de-lluvias-2025-en-yucatan-esta-quedando-a-deber-senala-experto-del-ciafeme-uady.html
24 Horas. (2024). “Pozos contaminados y riesgo de escasez en Yucatán.” https://www.24-horas.mx
Pie de Página. (2024). “Heineken quiere instalar megafábrica de cerveza en Yucatán.” https://piedepagina.mx
ZonaDocs. (2024). “Crecimiento urbano e impermeabilización del suelo en Mérida.” https://www.zonadocs.mx
CICY. (2023). “Pérdida de cobertura vegetal eleva temperatura en Mérida.” https://www.cicy.mx
CCMSS. (2023). “Tren Maya y pérdida de selva en la península.” https://www.ccmss.org.mx
Las Empresas Verdes. (2023). “Consumo hídrico de la industria cervecera.” https://www.lasempresasverdes.com
Telemundo. (2022). “La megasequía que provocó el colapso maya.” https://www.telemundo.com












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