La composta es una de las formas más simples y poderosas de transformar basura en vida. En lugar de tirar tus residuos orgánicos al bote y que terminen en un tiradero generando gases contaminantes, puedes convertirlos en abono rico y vivo para tus plantas, tu huerto o tus árboles. Lo mejor es que puedes hacerlo en casa, con poco espacio y con herramientas sencillas.

Hay varios métodos de compostaje que se adaptan a espacios urbanos:

• La composta caliente, ideal para quien quiere procesar grandes cantidades de residuos en poco tiempo.

• La composta aeróbica, que es más lenta pero muy fácil de hacer en composteros cerrados o abiertos.

• Y la lombricomposta, que usa lombrices rojas californianas para transformar restos de cocina en humus, un abono fino y lleno de vida.

También existen distintos tipos de composteros, desde cubetas con tapa hasta estructuras de madera, costales, macetas o sistemas verticales que caben en patios pequeños, pasillos o incluso en la cocina.

En esta sección aprenderás qué residuos puedes compostar (y cuáles no), cómo mantener un buen equilibrio entre materia seca y húmeda, cómo evitar malos olores, y cómo hacer que el proceso funcione aunque vivas en un departamento o una casa sin jardín.

Compostar en casa no solo reduce tu basura. Es una forma directa de cerrar el ciclo de los alimentos, de observar cómo la vida se transforma, y de participar activamente en regenerar el suelo que te alimenta. Es el corazón de una vida sustentable, y además… es adictivo: cuando ves tu primera composta lista, ya no hay vuelta atrás.