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Glosario de conceptos
Aquí encontrarás definiciones claras y sencillas de los conceptos más importantes relacionados con la producción de alimentos en casa
Selección de contenedores
Uno de los primeros pasos para empezar tu huerto en casa es elegir el tipo de contenedor donde vas a cultivar. No necesitas comprar macetas caras; lo más importante es que el recipiente tenga buen drenaje, el tamaño adecuado y sea resistente al clima. Puedes usar desde cubetas recicladas, cajas de madera (huacales), macetas de barro o plástico, hasta costales, garrafones cortados o bolsas de cultivo hechas con geotextil.
La clave está en relacionar el tamaño del contenedor con el tipo de planta que vas a sembrar. Para plantas pequeñas como rábanos, lechugas, espinaca, cebollín o cilantro, puedes usar contenedores de 10 a 25 litros sin problema. Para plantas medianas como tomates cherry, chiles o berenjenas, necesitas entre 25 y 30 litros. Y si vas por plantas grandes como calabazas, pepinos, sandías pequeñas o melones, lo ideal es una maceta de mínimo 40 a 50 litros. Esto le da espacio suficiente a las raíces para desarrollarse y a la planta para crecer sana y productiva.
Los bancales o camas de cultivo también son una excelente opción si tienes más espacio, por ejemplo en patios o azoteas. Son estructuras rectangulares, hechas de madera, tabique o bloques, donde puedes cultivar varias plantas juntas, aprovechando muy bien el espacio. La ventaja de los bancales es que puedes controlar mejor el sustrato, reducir malezas y trabajar sin agacharte tanto si los haces elevados.
Las macetas colgantes o estructuras verticales son ideales cuando no tienes suelo disponible. En balcones o paredes puedes instalar jardineras de varios niveles, tubos de PVC cortados, botellas de PET o bolsillos de tela para cultivar fresas, lechugas, hierbas aromáticas o flores comestibles. Este tipo de estructuras ayudan a maximizar el espacio y además decoran muy bien.
Sea cual sea el contenedor, asegúrate de que tenga orificios de drenaje en la parte baja. Si no los tiene, puedes hacerlos con un taladro o cuchillo caliente. Esto es fundamental para evitar que el agua se acumule y pudra las raíces. También puedes colocar una capa de piedras o tezontle en el fondo para mejorar el drenaje.
Por último, considera el material según tu clima: las macetas de barro son excelentes para zonas calurosas porque mantienen frescas las raíces, pero pueden romperse con heladas. Las de plástico retienen más humedad y son más ligeras, pero pueden calentarse mucho si están bajo el sol directo. Las de tela (geotextil) permiten que las raíces respiren y son muy ligeras, ideales para azoteas y balcones.
La elección correcta del contenedor marca una gran diferencia en el desarrollo de tus plantas. Si eliges bien desde el inicio, tendrás menos problemas y mejores cosechas, incluso en un espacio reducido.
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. "Agricultura en contenedores: una alternativa para espacios reducidos".
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. "Horticultura Urbana: Cultivo en Macetas".
Fuentes