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Esta sección ofrece una variedad de temas relacionados con técnicas sostenibles, agricultura urbana y bioconstrucción. 

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10 habilidades para prepararse para el colapso del sistema global

10 habilidades para prepararse para el colapso del sistema global

Actualizado: 2 jun





Vivimos en tiempos complejos. Nuestra civilización, aunque aparentemente sólida, depende de sistemas profundamente interconectados y altamente vulnerables. Crisis climáticas severas, conflictos internacionales, desequilibrios económicos, dependencia energética y un crecimiento demográfico invertido están empujando estos sistemas al límite. Frente a esta realidad, desarrollar autonomía y reducir la dependencia del sistema global adquiere una importancia vital.


Tal como señaló una vez Bill Mollison, prepararse para el colapso del capitalismo o del modelo civilizatorio actual no es una invitación al miedo, sino una oportunidad para reconectar con la tierra, simplificar la vida y fortalecer los lazos comunitarios. Esto no significa huir al bosque o acumular latas en el sótano, sino aprender a vivir de forma más integrada con el entorno, cultivando habilidades prácticas, vínculos reales y autonomía cotidiana.


Aquí exploramos 10 habilidades fundamentales que puedes cultivar desde casa para prepararte frente a escenarios de colapso:





1. Cultivo de alimentos


La soberanía alimentaria comienza por las manos. No basta con un par de macetas; debemos aspirar a aprender a cultivar una parte significativa de nuestra alimentación. Además de hortalizas de ciclo corto como lechuga, rábanos o jitomate, vale la pena probar con cultivos de raíz como yuca o camote, y árboles frutales como guayaba, mango o limón. Lo ideal es crear un pequeño sistema donde se reutilicen los residuos orgánicos como composta, se almacene agua de lluvia y se diseñen camas de cultivo permanentes. Aprender a guardar semillas, hacer esquejes y asociar cultivos puede marcar la diferencia entre un jardín decorativo y un espacio comestible resiliente.


Empezar puede ser tan simple como llenar unas cubetas con tierra y plantar cebollines o espinacas, pero el objetivo debe ser construir un vínculo permanente con la tierra y con la producción propia.


2. Captación y purificación de agua





El agua suele estar entre lo primero que falla en una crisis. Por eso es fundamental tener al menos dos formas de acceder y purificarla. Puedes comenzar instalando un sistema de captación de agua de lluvia que recoja el líquido desde los techos y lo almacene en tambos o cisternas.


Aprender a construir filtros con grava, arena y carbón activado es sencillo y puede asegurar agua limpia para el hogar. También se puede aplicar la técnica SODIS, dejando botellas transparentes al sol para desinfectar el agua mediante radiación ultravioleta. Tener siempre a mano un sistema casero de purificación, un recipiente para hervir y botellas limpias para almacenamiento es un paso básico, pero vital. La clave está en observar tu entorno: ¿de dónde viene tu agua? ¿Qué pasaría si se interrumpe?





3. Conservación de alimentos


No todo lo que cosechas o compras debe consumirse inmediatamente. La conservación es una habilidad clave para alargar la vida útil de los alimentos y evitar desperdicios. Puedes comenzar por secar frutas y verduras al sol, fermentar repollo para hacer chucrut o encurtir chiles, zanahorias y betabeles en frascos con salmuera. Otra opción es la deshidratación: puedes fabricar un deshidratador solar con cartón, papel aluminio y malla.


Aprender a hacer conservas dulces y saladas, así como almacenar granos secos en condiciones óptimas, permite crear una reserva segura para emergencias. Estas prácticas también ayudan a ahorrar, reducen la dependencia del refrigerador y conservan los sabores de la temporada.





4. Medicina natural y primeros auxilios


Conocer las plantas medicinales que crecen en tu entorno puede salvar vidas. Cultiva una pequeña farmacia viva con plantas como árnica, manzanilla, caléndula, sábila y menta. Aprende a preparar infusiones, pomadas, cataplasmas y tinturas. Pero además, capacítate en primeros auxilios: saber detener hemorragias, tratar quemaduras, limpiar heridas y manejar una fractura ligera puede hacer toda la diferencia cuando el sistema médico no está disponible.


Arma un botiquín con lo básico, incluyendo remedios naturales, vendas, alcohol, gasas y guantes. Puedes empezar integrando una hierba medicinal a tu jardín o preparando una tintura de ajo o jengibre como antibiótico natural.





5. Forrajeo e identificación de plantas comestibles


La comida también está en los bordes del camino, en los parques y terrenos baldíos. Aprender a identificar plantas comestibles y medicinales que crecen espontáneamente en tu región puede abrirte nuevas fuentes de nutrición. Para empezar, sal a caminar y observa lo que crece en tu zona; con ayuda de una guía local o una app especializada, identifica al menos cinco especies útiles. Aprende cómo cosecharlas sin dañar el ecosistema y en qué época del año aparecen.


El forrajeo, bien practicado, es una forma ancestral y sostenible de alimentación, que fortalece la relación con el paisaje y te entrena a ver oportunidades donde otros solo ven "maleza".





6. Cría doméstica de animales a pequeña escala


La proteína animal puede obtenerse de manera ética, regenerativa y a pequeña escala. Criar gallinas para huevos es una de las formas más accesibles: con unos cuantos metros y un gallinero sencillo puedes tener huevos diarios y estiércol para el huerto. Los conejos también son fáciles de criar y muy eficientes en términos de espacio y alimentación.


Si vives en un lugar cálido, la meliponicultura (abejas sin aguijón) es ideal: produce miel medicinal, mejora la polinización de tus cultivos y requiere poco mantenimiento. Antes de empezar, infórmate bien sobre el bienestar animal, las condiciones de espacio, alimento y limpieza. Empezar con dos gallinas felices puede ser el primer paso hacia una relación más consciente con tu alimentación.





7. Construcción y reparación básica


La capacidad de construir lo que necesitas y reparar lo que ya tienes es un pilar de la autonomía. Aprende a usar herramientas básicas, como martillo, serrucho, taladro, y a manejar materiales como madera, tierra y metal. Puedes comenzar fabricando una compostera, un banco de trabajo o un sistema de sombra para el huerto. Existen técnicas como el superadobe, el bahareque o la construcción con pallets que permiten levantar estructuras resistentes con materiales accesibles.


Participar en talleres comunitarios o ver tutoriales te puede abrir muchas puertas. La idea es que no tengas que depender de especialistas cada vez que algo se rompe: que puedas improvisar, adaptar y construir por ti mismo.





8. Energía renovable doméstica


La energía es otro de los puntos críticos del colapso. Comienza con pequeños pasos: una lámpara solar para el patio, una cocina solar para el verano, un cargador solar para tu celular. Aprende cómo funcionan los sistemas fotovoltaicos, qué tipo de paneles existen, cómo almacenar energía y qué aparatos son realmente necesarios. A mediano plazo puedes instalar un sistema de paneles solares con batería para cubrir necesidades básicas como luz, carga de dispositivos y refrigeración mínima. Incluso sin grandes inversiones, reducir el consumo energético ya es parte de la preparación: apaga luces innecesarias, cocina más con fuego o sol, ventila naturalmente. Cada paso te acerca a una mayor soberanía energética.





9. Organización comunitaria y redes de intercambio


La comunidad es el verdadero refugio. Organízate con vecinos, amigos o colectivos para intercambiar productos, conocimientos y apoyo. Puedes comenzar un banco de semillas, un círculo de trueque o una red de apoyo mutuo donde cada quien ofrece lo que sabe o tiene.


Procesar alimentos en conjunto, producir jabones o remedios, cuidar huertos colectivos o hacer compras comunitarias fortalece el tejido social y genera recursos compartidos. No esperes a la emergencia para formar estas redes: los vínculos se construyen en la calma, con confianza y reciprocidad. La autonomía no es aislamiento: es interdependencia consciente.




10. Pensamiento sistémico y resiliencia emocional


Entender que todo está conectado, el suelo con el agua, la economía con el clima, la salud con la alimentación, permite tomar decisiones más inteligentes. Desarrolla una visión integral del mundo, que no vea los problemas como eventos aislados, sino como síntomas de un sistema en crisis. Además, cultiva tu salud mental: el colapso no solo será físico o económico, también emocional. Medita, escribe, camina, respira. Busca momentos de belleza, gratitud y alegría cotidiana. La resiliencia no se improvisa: se entrena. Y la claridad interior es una herramienta tan necesaria como cualquier herramienta de jardín.


Desarrollar estas habilidades es mucho más que prepararse para el colapso: es anticiparse al futuro que inevitablemente será más simple, más local y más conectado a la tierra. Nuestra creatividad, organización y memoria colectiva pueden ser la puerta de salida hacia algo mejor.


Conclusión


No se trata de regresar al pasado ni de huir al campo con una mochila de supervivencia. Se trata de rediseñar nuestra vida cotidiana con los pies en la tierra y las manos en acción. Estas habilidades no solo preparan para una crisis; también devuelven sentido, propósito y conexión en un mundo que muchas veces parece perderlo. Lo que viene puede ser duro, sí, pero también puede ser una oportunidad para reconstruir desde abajo, desde lo esencial: la tierra, el agua, los vínculos, la cooperación. Lo que cultivemos hoy será lo que nos sostenga mañana.


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